viernes, 13 de abril de 2012

LA VUELTA AL TERRITORIO ANCESTRAL







En 1.992 Europa festejaba los 500 años del “descubrimiento de America” Nosotros nos preguntamos: ¿descubrimiento o invasión? Desde ese instante todos los pueblos originarios de este continente comenzamos a reorganizarnos.

En los territorios mas organizados del pueblo mapuche, las comunidades diseñaron la wenu foye o bandera política del pueblo mapuche, concensuada por todo el territorio ancestral, de todos los diseños, se confeccionó una que contempla toda la cosmovisión, la espiritualidad y la dimensión territorial de nuestro pueblo.

En Los toldos esa reorganización comenzó incipientemente. Poco a poco empezó a resurgir el orgullo y la autoestima. Poco a poco fuimos interesándonos en rescatar la cultura, se fueron formando los primeros grupos y organizaciones.

En el campo todavía vivían muchas familias mapuches.

Con tristeza e impotencia veíamos las nulas políticas de arraigo por parte del Estado en todo su orden Nacional, Provincial y local.

Las líneas de créditos o subsidios jamás llegaban a los discriminados “indios del campo”. El trabajo estaba en la ciudad. Las expectativas de vida se daban en la ciudad, los adelantos modernos que la vida cotidiana requiere no se encontraban en el campo. Y cuando llegaron, eran y son inaccesibles para un trabajador de clase media baja.

La electricidad, insumo esencial para refrigerar alimentos, alumbrarse, extraer agua Etc. La vivienda digna la aportaba el municipio a través de los planes provinciales o nacionales, pero siempre en la ciudad… Con el último barrio inaugurado hace un par de años, terminaron de traerse las últimas familias al pueblo.

Tradicionalmente las familias mapuches eran numerosas, en ocasiones superaban la decena de hijos. Generalmente las parcelas de campo no superaban las 5 ó 6 hectáreas. Mientras solo se trataba de una familia numerosa se podía ir subsistiendo, pero cuando los hijos formaban su familia ya había que buscar otro rumbo… Muchos se mudaban a la ciudad y otros emigraron a ciudades vecinas.

Cuando mueren los ancianos que son los últimos en abandonar el campo, los herederos generalmente venden, no sin mucho dolor el campo. Consecuencia.: Una tapera mas en la tribu. Aunque en los últimos tiempos ya ni taperas quedan.

Los productores sojeros provistos de rectroescabadoras han sacado de raíz los montes y las viejas construcciones. Han dejado el campo raso, han canalizado los espejos de agua.. y todo el territorio apto para el cultivo.

Hace unos años se ha hablado mucho de la recuperación de territorio.

Es verdad que antaño se ha estafado a las familias mapuches. Almaceneros, prestamistas, contratistas Etc. En muchas ocasiones se quedaron con campos por migajas o directamente por la ley de usucapión han logrado escriturar por la famosa posesión veinteañal.

Desde la perspectiva de nuestro grupo de cultura y educación, también estamos preocupados por esa vuelta al territorio ancestral. Y desde hace muchos años estamos intentando sentar las bases firmes para que ese retorno sea total y definitivo, que sea con orgullo, con la frente alta y con toda la sabiduría ancestral mapuche.

Es ahí donde volvemos a evocar esa reorganización comenzada en 1.992. Cuando el pueblo mapuche le refregó la bandera política (y de guerra) al Rey de España. Cuando le dijimos, ustedes vinieron, ustedes triunfaron militarmente… pero no pudieron matar nuestra dignidad. Nosotros estábamos y seguimos estando.

Por eso es que no podemos volver al campo mostrándonos como indigentes, como lo que han construido con nosotros, mediante el sable, el rémington, la escuela y las leyes Argentinas. No podemos volver como argentinos pobres. No podemos volver como dependientes del Estado y los planes sociales. Debemos volver como mapuches, con la identidad reconstruida, con el orgullo de ser parte de un pueblo que nunca necesitó de los colonizadores europeos ni de los gauchos argentinos para desarrollar por milenios una vida en armonía con la naturaleza.

Cuando sepamos lo que es vivir dentro del Ad mapu y el Ad mongeñ. Cuando sepamos reconocer nuestro tugvn, nuestro kvpan. Cuando descubramos nuestro kvpalme y nuestra espiritualidad esté ligada al territorio, cuando territorio y ser humano sean una sola cosa. Cuando pensemos y nos desarrollemos como lof y ya no hagan falta las ficticias comunidades, las organizaciones o grupos… Ahí, estaremos preparados para la vuelta al territorio.

¿Pero cómo será esa vuelta y a que territorio, si ya no lo tenemos?

La vuelta al territorio no será como individuo, o como familias… Será como LOF. Concepto mapuche de comunidad pero mas complejo de lo que conocemos como tal.

El territorio no será mío, sino yo seré del territorio. Seré parte del mismo, como la biodiversidad que crece sobre y debajo de la tierra, como las lagunas y los pájaros, como los animales silvestres, como todo ese espacio que envuelve y da vida al territorio: la atmósfera y toda la vida que no vemos, la vida espiritual que se manifiesta formando una gran energía que hace del mapuche parte del lugar que habita.

La vuelta al territorio será con respeto. El mapuche no conoce otra forma de actuar, es la forma de vivir en el Ad mongeñ, No será pateando al campesino no mapuche, no será cortando alambrados, haciendo tomas ni quemando cubiertas.

¿Sabían que todo el distrito y toda la zona es territorio ancestral mapuche? No solo las 18 mil hectáreas que Mitre le dio a Coliqueo por matar mapuches es nuestro territorio ancestral. Es mas, ese está manchado de sangre.

El Estado argentino nos reconoce como preexistentes mediante la constitución Nacional. El mismo Estado argentino tiene para con nosotros una deuda histórica y estamos seguros que por la vía diplomática lograremos que en algún momento esta comience a ser saldada. Pero repito lo anterior. Aún no estamos en condiciones de ser los acreedores de esa deuda. Comunitariamente aún no hemos comenzado a construir los cimientos.

Juan Carlos Corón

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