martes, 11 de noviembre de 2008

Día de la Tradición - Arrendando identidades



“A los blancos los hizo Dios, a los mulatos San Pedro,
A los negros los hizo el diablo para tizón del infierno”
José Hernández - de Martín Fierro


Decir que este es el pensamiento de José Hernández sería sacarlo de contexto. Pero epítetos de esta calaña se repiten una y otra vez en la obra máxima de la tradición argentina.

Dijo Carlos Menem: “En Argentina gracias a Dios no tenemos negros” Un personaje mucho mas acá de la historia, no podemos hablar de cuestión generacionales, de pensamientos antiguos.

Lo cierto es que la historia argentina está llena de negaciones de identidades.
Reconocemos a los Uruguayos como los Charruas, o descendientes de… A los paraguayos como descendientes de Guaraníes, a los Chilenos de Mapuches, a los Bolivianos que descienden de los Kollas… Pero los argentinos descienden de los barcos. ¿?
Y esa historia se repite continuamente. La historia oficial blanqueó la piel y alisó el cabello de Bernardino Rivadavia, El primer presidente Argentino: ¡Como iba a ser un mulato!

La intolerancia a las diversidades nos ha marcado como un país de soberbios.
Sarmiento, un genio en muchos aspectos, era un intolerante. No soportaba a los pueblos originarios, no soportaba a los afro descendientes, no soportaba a los inmigrantes pobres e incultos. Planteó el lineamiento de Civilización o barbarie. Solo tenía cabida la alta sociedad… Mientras doña Paula Albarracín tejía en su telar norteño.

Poco sabemos de Belgrano y San Martín, solo que eran una máquina de matar realistas. Pero el verdadero pensamiento de estos intelectuales quedó tapado por el bronce.

De esa forma la historia argentina continúa con el lineamiento de los xenófobos y racistas que tuvieron y tiene voz y poder. José Hernández como un icono. De allí pasando por Roca, Mitre, hasta Félix Luna y Mariano Grondona. Con Menem y sus deseos de primer mundo, con sus naves de la estratosfera, Con Cristina y su tren bala. Con niños que mueren desnutridos en un país con tantas riquezas.

La invisiblilización de las culturas preexistentes continúa desde los comienzos de la construcción del Estado.
Argentina busca su identidad negando las identidades que la precedieron, es por eso que en casi 200 años no ha podido encontrar la propia. Por eso debe arrendar identidades.

El gaucho, el icono que conocemos por “la tradición” es un híbrido, vestido por ropas foráneas e incorporaciones que no son propias del territorio: La guitarra y el caballo: Árabes – Las bombachas y la blusa: Turcas – El asado… La vaca no es propia del continente.

Este producto es hijo de la mixtura de los inmigrantes, generalmente barones y de madre originaria, un ser ya sin identidad al negar su identidad originaria, por portar apellido extranjero.

Este gaucho mestizo es quien comienza a sepultar las culturas originarias. Si bien es cierto que nada le fue fácil en su momento. Sufrió las mismas discriminaciones que sufrimos los pueblos originarios. Por ser vago, prepotente, sucio, borracho, inculto… Que en cierto modo no ha cambiado mucho, es su forma de ser. Podemos verlo en las fiestas de tradición. A excepción del gaucho de botas y chaleco de carpincho, vestido para la ocasión.

Luego en un intento de búsqueda de identidad propia y de negar las culturas originarias, el Estado Argentino le da al gaucho una categoría de “símbolo Nacional” Dejando a las Naciones preexistentes el lugar del indio como parte de la historia, parte del pasado. Un personaje vencido.

Surge la figura del fortín con los gauchos adentro. La figura de la expansión de las fronteras ganadas al bárbaro indio… La continua figura del militarismo. La nación fundada a costa de guerras. De campaña de exterminios. ¿Será por eso que el Argentino es tan soberbio?

Es común ver en las plazas cañones, esos que se usaron contra los primeros habitantes del territorio. ¿Qué se demuestra con eso? ¿Lo mismo que con el monumento a Roca en capital?
Por la región donde está Los Toldos, partido de General Viamonte, está llena de generales. También son parte de la misma simbología.

Podemos continuar revisando todo el accionar del poder de 198 años a esta parte para buscar la identidad, con la cual construir la tradición argentina, en los últimos tiempos podemos agregarle alguna brujita de hallogueen. Pero sería complicarnos un poco.
Con el gaucho matrero es suficiente.

Hugo Silveira - Juan Carlos Corón
Equipo de educación intercultural
PU KIMELTUCHEFE

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