Dicen que el ser humano aprende hasta el último instante de su vida… Ahí aprende a morirse.
No todos enseñan hasta el último instante. Mas aún, nadie enseña en el momento de su entierro.
Dionisia Carranza sí.
Ella supo reunir una multitud en el momento de su partida.
Dionisia fue alguien que con su fuerte personalidad, supo hacerse querer y respetar.
Para la sociedad, jugaba un eterno personaje simpático, con su kulxun y su idioma mezclado.
Para adentro de la comunidad mapuche, se mostraba tal cual era y uno no sabía cuando al acercarse, si lo iba a saludar o mandarle un repertorio de retos. Pero aún así, siempre fue querida y respetada.
Dicen que en los velorios se mide el grado de aceptación y popularidad. Ese barómetro fue desbordado por la Dioni. Fue una partida intercultural, dónde como corresponde la mayoría de la gente era mapuche, con o sin conocimiento de las pautas culturales, pero mapuches.
Espontáneamente minutos antes del cierre del cajón se organizó una ceremonia mapuche con gente de casi todos los grupos de Los Toldos y algunos llegados de Rojas. Espiritualmente había muchos mas, de todos lados.
Finalizada la ceremonia en el lugar del velatorio, la gente mapuche se dirigió a esperar su cuerpo al cementerio, donde se prepararon dos ceremonias mas.
Allí estaba medio barrio de la Dioni, medio barrio los eucaliptos, casi en su totalidad gente mapuche que quedó asombrada cuando el féretro fue retirado del auto y depositado en un cantero afuera del cementerio. Cuando los mapuches la despedimos a nuestra forma, con nuestra vestimenta, con cantos, instrumentos, ramas de hierbas medicinales, ahumando el féretro con cigarro de chala.
Es por eso que decimos que nadie enseña después de su muerte y en este caso si lo hizo Dionisia Carranza.
Casi una centena de personas, en su gran mayoría mapuches, muchos con lágrimas en los ojos, por primera vez vieron una ceremonia de su propia espiritualidad.
Esa ceremonia espontánea, organizada minutos antes, fue hecha para despedir a una mapuche, un valor de la medicina ancestral.
Pewkajeal lawentuchefe papay . Kumey rupu Am mapu mew. (Hasta pronto anciana de las medicinas, tengas un buen viaje a las tierras de las almas.
Juan Carlos Corón
Equipo de educación intercultural
PU KIMELTUCHEFE
No todos enseñan hasta el último instante. Mas aún, nadie enseña en el momento de su entierro.
Dionisia Carranza sí.
Ella supo reunir una multitud en el momento de su partida.
Dionisia fue alguien que con su fuerte personalidad, supo hacerse querer y respetar.
Para la sociedad, jugaba un eterno personaje simpático, con su kulxun y su idioma mezclado.
Para adentro de la comunidad mapuche, se mostraba tal cual era y uno no sabía cuando al acercarse, si lo iba a saludar o mandarle un repertorio de retos. Pero aún así, siempre fue querida y respetada.
Dicen que en los velorios se mide el grado de aceptación y popularidad. Ese barómetro fue desbordado por la Dioni. Fue una partida intercultural, dónde como corresponde la mayoría de la gente era mapuche, con o sin conocimiento de las pautas culturales, pero mapuches.
Espontáneamente minutos antes del cierre del cajón se organizó una ceremonia mapuche con gente de casi todos los grupos de Los Toldos y algunos llegados de Rojas. Espiritualmente había muchos mas, de todos lados.
Finalizada la ceremonia en el lugar del velatorio, la gente mapuche se dirigió a esperar su cuerpo al cementerio, donde se prepararon dos ceremonias mas.
Allí estaba medio barrio de la Dioni, medio barrio los eucaliptos, casi en su totalidad gente mapuche que quedó asombrada cuando el féretro fue retirado del auto y depositado en un cantero afuera del cementerio. Cuando los mapuches la despedimos a nuestra forma, con nuestra vestimenta, con cantos, instrumentos, ramas de hierbas medicinales, ahumando el féretro con cigarro de chala.
Es por eso que decimos que nadie enseña después de su muerte y en este caso si lo hizo Dionisia Carranza.
Casi una centena de personas, en su gran mayoría mapuches, muchos con lágrimas en los ojos, por primera vez vieron una ceremonia de su propia espiritualidad.
Esa ceremonia espontánea, organizada minutos antes, fue hecha para despedir a una mapuche, un valor de la medicina ancestral.
Pewkajeal lawentuchefe papay . Kumey rupu Am mapu mew. (Hasta pronto anciana de las medicinas, tengas un buen viaje a las tierras de las almas.
Juan Carlos Corón
Equipo de educación intercultural
PU KIMELTUCHEFE
1 comentario:
Juan Carlos, buen día. Antes que nada quiero agradecerte por está publicación sobre "La Partida de Dionisia". Les escribo desde Bariloche y más allá de que existen varias comunidades mapuches en esta zona, los medios de comunicación no son asiduos a publicar mucha información.
Luego de leer tu relato he quedado sorprendido de la concurrencia de la gente ajenas a su cultura que se ha acercado. Esto habla muy bien de la abuela y de accionar en su vida.
Aplaudo la iniciativa de "Pu Kimeltuchefe" en difundir este tipo de noticias, y aclaro no por la partida de Dionisia sino por las enseñanzas y el masivo aporte cultural hacia el pueblo Mapuche y para todas aquellas personas que aún no perteneciendo a está comunidad en sangre si lo hacemos de alma, y estamos convencidos, estoy convencido, de que no debemos ni podemos sepultar los origenes de nuestra tierra.
Les mando un abrazo desde estos pagos y espero seguir leyendo este tipo de publicaciones que tan bien hacen a nuestro patrimonio cultural e intelectual.
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